Testimonio acerca de la drogadicción de Jorge:


A los 14 años comencé a consumir drogas. La vida a partir de ese momento fue un verdadero infierno para mí.
Empecé bajando de a poco el rendimiento escolar, me dormía, faltaba el respeto, ya no era yo mismo, intentaba ponerme una imagen de algo que ni siquiera era. Un día una amiga le contó a los padres y su padre hablo en la escuela, citaron a mis padres. Lo negué todo y me enoje con ella.; mi primera oportunidad había pasado, parece que la vida quería demostrarme realmente en lo que estaba metido.
Ya mis quince años fueron peores, aparte de mi adicción me había insertado otro mal en mí... El deseo de muerte... ya con ideas de destrucción y suicidas, mi vida dependía de la droga, de las cosas materiales, de lo que dijeran los demás y de un auto flagelo interminable. A eso se sumaba la violencia con mi familia... insultos de los peores a mis padres y hermanas, hacer sufrir mi violencia a mis hermanas menores que eran inocentes y lo único que querían era un hermano mayor, capricho y soberbia extrema. Mucha falsedad y deshonestidad.
Para ese entonces no podía disfrutar de mi pasión que es el básquet, era tan impulsivo que me echaban siempre y terminaban todos enojándose conmigo (con justa razón, y demasiado me toleraron).
Mi madre se entera de mi adicción el día de la madre.... un balde de agua fría para ella y mi familia, yo lo negué y mentí, lo peor de todo es que ya tapaba toda la culpa...
Ya estaba en una etapa en la que tenía sueños perturbados, no podía dormir a la noche y me reventaba los oídos escuchando música en los auriculares... tenía alucinaciones y pesadillas...
Quería matar a todos pero empecé por mí... me tome casi una tableta de psicofármacos, que no me mataron. Me dejaron un efecto secundario y quede con una parálisis de cuerpo por mucho tiempo, pero eso no me alcanzo. Cuando me fui a vivir solo luego de repetir de año, tome veneno y no sé cómo me salve ya que el químico me hizo vomitar y me salve ya que estaba solo en otra ciudad. Tampoco me alcanzo. A los 16 años tome veneno nuevamente y caí internado con suero, lo peor de todo es que mientras papa lloraba junto a la cama del hospital yo que pedía una consola de videojuegos. Hasta que otra vez me zarpe en veneno y caí internado de nuevo, me dieron el alta y salí ¡A bailar!!...
Gracias a dios ese lunes mis viejos de la oreja me llevaron un lugar... El Arte de Volver...
Ahí conocí a Maxi y Marcela.... me dijeron que iba empezar un tratamiento y que tenía que ir todos los días... al principio todo lindo... hasta que recibí mi primer no... Le clave un puñal de palabras a mi viejo, rompí una puerta a patadas, entre otras cosas... mama que estaba luchando con otra enfermedad de mi hermana menor cayo en depresión así que fue terrible. En todo ese transcurso solo hubo violencia y mentiras de parte mía, ya que no quería saber nada con vivir bien... así mis primeros 6 meses de tratamiento, hasta que un día les pedí perdón a mis padres y llore como un bebe, como nunca lo había hecho en mi vida. Me había dado cuenta del daño que había hecho y el dolor que había causado a los demás.
A partir de ahí me di cuenta de lo difícil que se me iba hacer llegar hasta hoy... pero había formado pilares en mi vida... mis terapeutas que siempre estuvieron incondicionalmente...mi familia que se dio cuenta el quilombo en el que estaba y nunca paró de ponerme limites... y mis compañeros de grupo que sabían lo que quería escuchar pero me decían lo que tenía que escuchas, que siempre me dieron un amor incondicional y ayuda que me sirvió un montón.
De a poquito empecé a mejorar, a ver la vida con otros ojos, con mis verdaderos ojos. A aceptar y superar cosas que nunca quise, a sentir y emocionarme como nunca lo había hecho, a ver que en este mundo no estaba yo solo que hay gente me rodea y que también siente, a valorar los esfuerzos de los demás y los míos, a amarme y a amar, a ser quien soy y no tener ningún tipo de imagen, a ayudar a quien lo necesite de corazón, a ver la realidad como es y no como quiero que sea, a darme oportunidades, a perdonar y perdonarme, a ser honesto conmigo y con los demás, a tener valores verdaderos y firmes y a escuchar al otro y aceptar su crítica.
Hoy a más de tres años de graduado estoy por cumplir un sueño que es ser profesor de educación física, soy una persona feliz, y lo mejor de todo es que sin ningún tipo de sustancia en mi cuerpo, sintiendo al cien por cien cada momento sabiendo exactamente mis límites. Mi vida cambio totalmente y a las personas que me rodean también, ya que no tienen más a esa persona enferma que les hacía tanto daño.